8:50. Jesús le da esperanzas a Jairo.
Jairo está con el corazón destrozado, su mente está llena de tristeza y es cuando Jesús le da esperanzas: no te preocupes, todo va a salir bien…
Jairo no sabe lo que el Señor va a hacer, pero su dolor tiene que transformarlo en confianza.
Me gusta la actitud de Jairo, el no salió corriendo a ver a su hija….sin que decidió quedarse aún con Jesús.
Es lo que debemos hacer en momentos así. No debemos salir delante del Señor e ir a tratar de hacer algo nosotros. No, es tiempo de llorar en presencia del Señor y quedarnos con él esperando su consuelo y sabiduría.
Imagino que ahora es Jesús quien va delante de Jairo, jalándolo de la mano y levándolo hacia la casa. Jairo lo único que sabe en este momento es que su hija amada acaba de morir, pero que el Señor le ha dicho que todo saldrá bien.
8:51-53. Las circunstancias no son tan alentadoras.
Cuando Jairo está tratando de someter sus emociones y confiar en el Señor, llega a la casa y ¿qué encuentra? A toda la gente llorando. Cuando al gente lo ve se echan e llorar sobre él dándole el pésame, eso no es muy alentador. Las circunstancias muestran que no se puede hacer nada, pero la palabra del Señor decía lo contrario, es hora de decidir a quien le creemos.
Jesús hace algo muy sabio, saca a todos y se quedan a solas. Él no quiere que esos llantos sean de distracción para lo que va a suceder.
8:54-56. La niña es resucitada en carne y hueso
Mira que lindo. La Biblia dice que los caminos de Dios son diferentes a los nuestros, los planes de Dios son mejores que los nuestros. Jairo pensó que ya nada se podía hacer, pero allí es donde el Señor hizo algo más maravilloso que sanarla.
* Jairo había vivido 12 años de felicidad y de pronto su hija cae enferma y el Señor toma el control.
* Por otro lado, esta mujer había sufrido por 12 años y el Señor la libera. Dos situaciones diferentes con un final en común.
* No importa la naturaleza de lo que te pasa, el Señor quiere obrar.
* El Señor ha tomado nuestra iniquidad en sí mismo para que seas limpio.
* En tiempos difíciles, quédate con el Señor y deja que él te muestre sus maravillas.
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. Trust in the LORD with all your heart and lean not on your own understanding; in all your ways acknowledge him, and he will make your paths straight. Prv. 3:5,5 NVI.
June 14, 2007
La HIja de Jairo IV Parte
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Evangelio de Lucas Gospel Of Luk
La Hija de Jairo III Parte
8:44. La mujer toca el manto de Jesús.
Cuando ya casi estaba cerca de Jesús, ella no quiso hablar con él de su problema, tal vez no quería quedar descubierta; o simplemente no lo alcanzó más que tocar el borde de su manto ya que Jairo lo estaba llevando a Jesús con mucha prisa. Pero lo importante es lo que sucedió con ella. Había sido sanada; después de 12 años ella sintió que ese flujo que la había condenado a la oscuridad se había detenido. Ella ha quedado parada e inmóvil, tratando de entender su cuerpo a pesar del ruido y griterío de la gente a su alrededor. Pero de pronto Jesús da vuelta hacia ella.
Cuando ya casi estaba cerca de Jesús, ella no quiso hablar con él de su problema, tal vez no quería quedar descubierta; o simplemente no lo alcanzó más que tocar el borde de su manto ya que Jairo lo estaba llevando a Jesús con mucha prisa. Pero lo importante es lo que sucedió con ella. Había sido sanada; después de 12 años ella sintió que ese flujo que la había condenado a la oscuridad se había detenido. Ella ha quedado parada e inmóvil, tratando de entender su cuerpo a pesar del ruido y griterío de la gente a su alrededor. Pero de pronto Jesús da vuelta hacia ella.
8:45. Jesús se da cuenta que ha salido poder de sí.
Jesús se da cuenta que ha salido poder de él y da la vuelta. Buscando a la persona, empieza a preguntar quién le ha tocado, y a pesar de que todos lo estaban tocando, la forma como él lo preguntó hizo que todos negaran que le habían tocado. Jesús insistía en la pregunta y la mujer poco a poco se daba cuenta que había sido descubierta.
Jesús se da cuenta que ha salido poder de él y da la vuelta. Buscando a la persona, empieza a preguntar quién le ha tocado, y a pesar de que todos lo estaban tocando, la forma como él lo preguntó hizo que todos negaran que le habían tocado. Jesús insistía en la pregunta y la mujer poco a poco se daba cuenta que había sido descubierta.
8:46-48. la verdad al descubierto.
La mujer no pudiendo ocultarse más tuvo que levantar su mano y reconocer que ella era a quien el poder del Señor había sanado. Ella le contó la sanidad que había experimentado. Hasta este punto Jesús le ha dado las espaldas a Jairo y esta frente a frente conversando con esta mujer.
Volvamos a Jairo por un momento, él estaba pensando que llegarían en 15 minutos como máximo y de pronto Jesús se para en seco y pregunta –quién me tocó- imagino un gran signo de interrogación en la cabeza de Jairo. Y en su mente, Señor apúrate por favor, qué importa quien te tocó, hay mucha gente aquí y Jesús se detiene y empieza a hablar con una mujer “desperdiciando” minutos que pueden significar la vida de su hija.
Ahora regresemos a la mujer sanada. Ella sólo tocó el borde de la capa de Jesús y quedó sanada. Por fin ese flujo de sangre que la había separado del mundo se detuvo. Y no sólo fue sanada sino que Jesús le dio la salvación por su fe.
Cuando ella tocó todavía tenía el flujo de sangre y tocó el manto de Jesús, Jesús quedó inmundo, pero era la única forma de que ella quedara sana y salvada.
Jesús ha cargado en sí nuestra inmundicia, él se hizo pecado por nosotros, por eso ahora somos sanados y salvados (Is. 53:6)
Cuando Jesús ya se disponía a seguir el camino, Jairo suspiró de alivio pensando ¡por fin!, pero de pronto alguien interrumpió ese pensamiento.
8:49. “tu hija ha muerto Jairo, ya no molestes al maestro”. Imagina lo que pasó por la mente de Jairo en ese momento, ¿qué pensarías tu si fueras Jairo?
“Noooo!, estábamos tan cerca, a unas pocas cuadras de mi casa…. Si hubiéramos caminado más rápido….si no nos hubiéramos detenido”…
Y tal vez mirando a la mujer sanada, hasta cierta cólera ¿no?
Pero antes de que sus emociones crezcan, el Señor le dice algo a Jairo.
La mujer no pudiendo ocultarse más tuvo que levantar su mano y reconocer que ella era a quien el poder del Señor había sanado. Ella le contó la sanidad que había experimentado. Hasta este punto Jesús le ha dado las espaldas a Jairo y esta frente a frente conversando con esta mujer.
Volvamos a Jairo por un momento, él estaba pensando que llegarían en 15 minutos como máximo y de pronto Jesús se para en seco y pregunta –quién me tocó- imagino un gran signo de interrogación en la cabeza de Jairo. Y en su mente, Señor apúrate por favor, qué importa quien te tocó, hay mucha gente aquí y Jesús se detiene y empieza a hablar con una mujer “desperdiciando” minutos que pueden significar la vida de su hija.
Ahora regresemos a la mujer sanada. Ella sólo tocó el borde de la capa de Jesús y quedó sanada. Por fin ese flujo de sangre que la había separado del mundo se detuvo. Y no sólo fue sanada sino que Jesús le dio la salvación por su fe.
Cuando ella tocó todavía tenía el flujo de sangre y tocó el manto de Jesús, Jesús quedó inmundo, pero era la única forma de que ella quedara sana y salvada.
Jesús ha cargado en sí nuestra inmundicia, él se hizo pecado por nosotros, por eso ahora somos sanados y salvados (Is. 53:6)
Cuando Jesús ya se disponía a seguir el camino, Jairo suspiró de alivio pensando ¡por fin!, pero de pronto alguien interrumpió ese pensamiento.
8:49. “tu hija ha muerto Jairo, ya no molestes al maestro”. Imagina lo que pasó por la mente de Jairo en ese momento, ¿qué pensarías tu si fueras Jairo?
“Noooo!, estábamos tan cerca, a unas pocas cuadras de mi casa…. Si hubiéramos caminado más rápido….si no nos hubiéramos detenido”…
Y tal vez mirando a la mujer sanada, hasta cierta cólera ¿no?
Pero antes de que sus emociones crezcan, el Señor le dice algo a Jairo.
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Evangelio de Lucas Gospel Of Luk
La Hija de Jairo I Parte
Lucas 8:40 - 56.
40 Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban. 41 Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; 42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía. 43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, 44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. 45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? 46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. 47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. 48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz. 49 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. 50 Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva. 51 Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña.
52 Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
53 Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta. 54 Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. 55 Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer. 56 Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.
53 Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta. 54 Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. 55 Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer. 56 Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.
June 08, 2007
El Escudo de la Fe
“Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno”. Efesios 6:16.
El soldado romano usaba dos tipos de escudo. El primero era uno pequeño, de aproximadamente 70 cm. De diámetro. Se usaba para la lucha cuerpo a cuerpo y tenía dos correas de cuero que le ayudaban a fijarse al brazo del soldado.
El segundo tipo, era un escudo grande, era usado para la batalla de lejanías para protegerse de las flechas y lanzas que arrojaba el enemigo. Este escudo era de aproximadamente 80 cm. De ancho por 1.20 metros de alto. Los soldados que tenían este tipo de escudo iban al frente en las batallas y hacían una especie de pared protectora para los demás que venían detrás.
Cuando pablo habla de un escudo en la armadura de Dios, se refiere a este segundo tipo de escudo, el grande. En esta época, las puntas de las flechas que se usaban en la guerra, eran sumergidas en brea; y antes de ser lanzadas se prendían con fuego, de tal manera que eran lanzados dardos de fuego a enemigo, y al impactar no sólo producía una herida sino que esparcía llamas ardientes produciendo quemaduras en los enemigos. Por lo tanto era muy importante tener un escudo grande y resistente.
Y cuando habla de este escudo lo llama el “escudo DE LA FE”.
El soldado romano usaba dos tipos de escudo. El primero era uno pequeño, de aproximadamente 70 cm. De diámetro. Se usaba para la lucha cuerpo a cuerpo y tenía dos correas de cuero que le ayudaban a fijarse al brazo del soldado.
El segundo tipo, era un escudo grande, era usado para la batalla de lejanías para protegerse de las flechas y lanzas que arrojaba el enemigo. Este escudo era de aproximadamente 80 cm. De ancho por 1.20 metros de alto. Los soldados que tenían este tipo de escudo iban al frente en las batallas y hacían una especie de pared protectora para los demás que venían detrás.
Cuando pablo habla de un escudo en la armadura de Dios, se refiere a este segundo tipo de escudo, el grande. En esta época, las puntas de las flechas que se usaban en la guerra, eran sumergidas en brea; y antes de ser lanzadas se prendían con fuego, de tal manera que eran lanzados dardos de fuego a enemigo, y al impactar no sólo producía una herida sino que esparcía llamas ardientes produciendo quemaduras en los enemigos. Por lo tanto era muy importante tener un escudo grande y resistente.
Y cuando habla de este escudo lo llama el “escudo DE LA FE”.
Un hombre llamado JOHN PATON, que estaba traduciendo la Biblia para una tribu, tenía el problema que no podía expresar el concepto de la palabra FE de tal manera que los nativos lo entendieran. Un día cierto nativo que había corrido una gran distancia para llegar a casa de Paton, al entrar y poder sentarse sobre una silla exclamó: “que bueno que puedo dejar caer todo mi peso sobre esta silla…” entonces John Paton pensó, ¡eso es! diré que FE es dejar caer todo el peso de nuestro cuerpo sobre Dios, caer sobre él.La fe es lo que nos protegerá de los dardos del enemigo.
Cuando hablamos de Fe en este texto, no nos referimos a la fe básica de creer en el Señor como nuestro Salvador, sino a la FE que necesitamos para creer en las promesas del Señor. Por ejemplo, Satanás va a tratar de convencernos de que Dios no nos quiere, de que Dios no nos ha perdonado, etc. Y por eso necesitamos confiar en la Palabra del Señor a pesar de lo que el enemigo nos diga. El va a lanzar sus dardos de fuego a cada momento, pero nosotros debemos tomar el escudo de la fe y resistirle.
Dios los bendiga.
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La Armadura de Dios The Armor of God
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