February 24, 2010

Tiempo de morir o vivir

Hace unos días falleció un amigo de la iglesia, no lo habíamos sepultado aún cuando otra persona cercana también falleció. No terminábamos de recuperarnos de esto cuando llego otra noticia, una buena amiga acababa de fallecer en un accidente de transito. Tres muertes en menos de 4 días.
Creo que el señor nos esta llamando a tomar mas en serio algunas cosas. Acaso el dador de la vida no tiene el derecho de decidir cuando la quita? Claro que si, y auque sabemos que tarde o temprano nos tocara a nosotros o a algún familiar muy cercano, no estamos listos. Nos alegra el hecho de pensar que al morir nos vamos a la presencia de Dios, y podremos ver por fin a nuestro bello salvador, pero la parte humana del hecho de la separación física nos asusta y le tememos.

La vida es tan frágil, hoy estamos y tal vez la próxima semana ya no. Hoy tenemos a nuestra familia y amigos, pero quizá la próxima semana nos falte alguien. Sabemos eso y aun así dedicamos tiempo a cosas que no son trascendentales, sabemos eso y no vivimos cada día como si fuera el último.

Creo que Dios nos esta llamando a vivir cada día de nuestra vida como el ultimo, nos anima a no desperdiciar el tiempo en cosas que no valen la pena. No hay tiempo para pecar sino para arrepentirse, no hay tiempo para rencores sino para perdonar, no hay tiempo para pelearse sino para reconciliarse, no hay tiempo para angustiarse por lo que no tenemos porque en el cielo no nos faltara nada; no hay tiempo para vivir sino para morir a nosotros mismos. No oremos por los que han partido porque ellos están muy bien, oremos por los que se quedaron, para que la paz que sobrepasa todo entendimiento les de el consuelo necesario; oremos por lo que quedamos para que cuando el señor nos llame a su presencia hayamos dejado un legado a los demás. Oremos para que nuestra prioridad en nuestra vida sea glorificar a nuestro Señor en todo lo que hacemos, decimos y pensamos.


Cuando acabé de escribir esta nota, me dieron la noticia de que otro amigo acaba de morir y está en la presencia de Dios.